miércoles, 27 de marzo de 2013

El día en que conociste a Cervantes

Adoras el café. Te gusta solo, mediano, cortado, irlandés, americano... te gusta de cualquier manera. Te gusta tanto que prácticamente puede decirse que solo te alimentas de café. Tu tensión arterial ha protagonizado escenas en las que ni siquiera Mickey Rourke se hubiese atrevido a participar pero, joder, te encanta el puto café.

Siempre vas a la misma cafetería. Es como tu casa. Te conoces cada uno de sus rincones como si llevases viviendo allí desde el inicio de los tiempos. Te gusta porque es bonita pero, sobre todo, porque es limpia. Es especialmente limpia y eso hace que te sientas cómodo. Tienes un problema: el café SIEMPRE te provoca unas tremendas ganas de cagar. Esto es un hecho sucio y vergonzante, incómodo en cualquier otro lugar. Pero la extrema pulcritud e intimidad que destila el water de esta cafetería hace que se convierta incluso en un auténtico placer.

Así es que, te conoces el servicio casi tan bien como el resto de la cafetería. En ese pequeño espacio pasas tanto tiempo como cafés has ingerido. Y como he dicho: tomas mucho, mucho café...

Un día, tus ojos advierten en un detalle del baño en el que no habías caído. Una pequeña frase escrita con rotulador negro en una esquina de la superficie blanca de la puerta:

"KOMO POLLAS KOMO OLLAS"

Te quedas anonadado. No puedes creértelo. Alguien ha estado en TU baño en otro momento, ha escrito una frase de tan mal gusto y con faltas de ortografía y, sobre todo: ha roto la armonía que tanto disfrutabas de aquel servicio. Han herido tu orgullo. Pasas el resto del tiempo con esa frase dando vueltas en tu cabeza, persiguiéndote día y noche. No puedo permitirlo, te dices a ti mismo. Compras un rotulador y al día siguiente escribes debajo del primer mensaje:

"KIÉN ERES??"

Utilizas faltas de ortografía para evitar que el autor te reconozca, aunque no puedes evitar la tilde. Te guardas el rotulador y sales de la cafetería sintiéndote un verdadero delincuente. La noche siguiente no puedes dormir, esperando a que llegue el momento de que al artífice de tal aberración se identifique. 

Amanece. Te vistes. Bajas a tomar el café. Vuelves al baño. Te acomodas y contemplas la respuesta:

"CERVANTES"

Decides no volver.

2 comentarios:

  1. Brutal, soy Omar tio, ya soy fan de tu blog!! jajajaja ahi te va el mio:

    http://lavilladelcaos.wordpress.com/

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  2. :-D Genial Omar! Gracias!

    En cuanto tenga un poco de tiempo hablamos ;-)

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